Sus fundamentos propios se abandonaron por un futuro permanente de inseguridad personal y de precariedad total. Sin la memoria no podemos ser fieles a nada, ni siquiera a nosotros mismos. Siguiendo este marco de referencia, los principios éticos y morales se desvanecen y el olvido ocupa el campo dejado en barbecho por la historia, las contradicciones sociales y el interés político. No somos nadie en la tierra confusa de la nada absoluta. Tampoco podemos acudir a mirar el horizonte con cierta esperanza de mejora o abrazarnos a una utopía de consuelo con el fin de conjurar los enigmas indescifrables de la vida actual: el presente se ha evaporado al borrarse la memoria de cuajo. Mientras tenemos empleo y compramos fetiches, somos alguien, pero no alguien fijo y dueño de su propio destino.
El sentimiento de aburrimiento, o bien el de soledad o de incomprensión, se puede combatir simplemente mejorando el modo de mantener vivas las conversaciones. Considera esto un apoyo para romper el hielo y hacer amigos o conocer mejor a una persona; estas son algunas propuestas en forma de ejemplos de temas sobre los que hablar. La mayoría de las personas se perciben a sí mismas a través de creencias sobre el "Yo" que han quedado consolidadas en su mente desde sus primeros años de vida, en la infancia. Por eso, al hablar sobre esa etapa vital, suelen surgir conversaciones interesantes. Explicar anécdotas divertidas o aleccionadoras que ocurrieron en nuestra infancia suele tener mucho poder a la hora de despertar el interés de todas las personas implicadas en la conversación. Incluso una buena parte de las personas que no tienen mascotas estarían interesadas en tener una o bien se interesan por el mundo de los animales. Por eso hablar sobre ellas acostumbra a dar juego para crear historias divertidas. Por ejemplo, se puede hablar del modo en el que se comportan las diferentes razas de perro, las diferentes especies de mascotas, o acerca de momentos en los que han actuado de un modo especialmente humano.